Hace un par de semanas tuve
que ir con mi esposa al Consulado General del Ecuador en Los Ángeles
para tramitar unos documentos personales. En la ventanilla me dieron
varios formularios que debía llenarlos. Mientras hacia esto, en la sala
de espera, se podía ver y escuchar a otros ecuatorianos que estaban
haciendo tramites similares o hablando con los empleados en las
ventanillas.
De pronto, escuche mencionar
un nombre de mujer, que no es muy común pero que para mi era muy
familiar: Madaquito. Una de las personas allí presentes mencionó este
nombre mientras hablaba con un familiar y le dictaba alguna información
necesaria para sus tramites. Madaquito era el apodo, que afectuosamente
dábamos a la hermana (Magdalena) de un viejo amigo del San Gabriel, Galo Pacheco, de
modo que el escuchar el nombre me trajo recuerdos de esos viejos
tiempos.
Seguí con mi esposa, Maria
de Lourdes, en el proceso de llenar el formulario, pero me dije a mí
mismo, ojala que estas personas mencionaran el nombre de Galo, por que
eso indicaría que son parientes de Galo Pacheco y entonces me atrevería
a preguntarles por él. Pero esto me parecía una posibilidad muy lejana.
El grupo era de tres personas, dos hombres de unos 40 o 60 años, y una
señora mayor, de pelo cano, que parecería ser la madre de ellos.
Seguíamos, ellos y nosotros en el proceso de llenar los formularios y
tramites burocráticos, cuando uno de ellos pregunta a su 'madre' cual es
la dirección de la casa en Quito que están vendiendo, y ella dice:
Aldana y Avenida América. En ese momento mi corazón dio un brinco, pues
esa era precisamente la dirección de mi amigo Galo Pacheco. El fue mi
vecino, cuando yo vivía el barrio América, y compañero desde
preparatoria, primaria y luego secundaria. Su padre, Don Ricardo Pacheco
era el mejor amigo de mi padre, y fue por eso que seguimos la misma ruta
de estudiantes. Don Ricardo falleció en un accidente de transito en 1954
mientras regresaba de un partido de fútbol con mi padre.
Quiso la Providencia Divina
que mi padre sobreviva, pero Don Ricardo falleció en los brazos de mi
padre. Su esposa, la Sra. Imeldita llevó adelante el hogar y creció y
educó con mucho amor y dedicación a sus hijos e hijas, Maria del Carmen,
Magdalena (Madaquito), Galo, Guillermo, Pepe y Francisco (Pancho.) La Sra.
Imeldita era como una tía para nosotros los hermanos Redín, ya que
siempre llegábamos a jugar en su casa.
Tan pronto escuché la
dirección de la casa, me acerqué prontamente donde la señora y le
pregunté si conocía a la familia Pacheco Arboleda. Me dijo "claro, yo me
llamo Rosa Arboleda." Inmediatamente asumí que ella era hermana de la
Sra. Imeldita y por lo tanto tía de Galo, y le pregunté por Galo. No
tienen idea la inmensa sorpresa que me llevé cuando, señalando a una de
las dos personas que llenaban el formulario, me dice, "claro ahí está -
él es Galo y yo soy su mamá." - "entonces, es usted la señora
Imeldita?" - "si, yo soy Rosa Imelda."
A ese punto mi mente estaba totalmente alborotada. No podía creer que mi
amigo de la infancia, a quien no había visto desde que salimos del
Colegio porque emigró a los EE UU, estaba allí y ni siquiera había
podido reconocerle. Por otra parte, mi corazón estaba lleno de emoción
de ver a la Sra. Imeldita en persona. Naturalmente me identifiqué y se
emocionó igualmente de verme al cabo de tantos años.
Galo se acercó y nos dimos un caluroso abrazo. La persona que lo
acompañaba era su hermano chiquito, el travieso Pancho.
Enseguida llamé a mi esposa y les dije: "Quiero que conozcan a mi esposa
María de Lourdes Cascante, y quiero que sepan que si hoy día estamos
aquí en este Consulado es por ustedes!" La Sra. Imeldita me preguntó que
cómo me entere que ellos iban a estar hoy día en el Consulado? Y
entonces les conté la historia que ellos no sabían.
En los años del colegio, en una fiesta que los Pachecos dieron en su
casa, mi ahora cuñado, Fausto Cascante, hermano de María de Lourdes, se
enamora de mi hermana Olgui. Años mas tarde, en el día de su
matrimonio, me enamoré de la hermana de Fausto, María de Lourdes, y aquí
estábamos casados, 44 años después de la fiesta en casa de los
Pachecos, conversando con los anfitriones que originaron nuestra
historia!
La voz del empleado del Consulado rompió el hechizo y me llamé a la
ventanilla para completar el trámite. Era un día Lunes y tanto Maria de
Lourdes como yo tuvimos que regresar apresurados a nuestros trabajos.
Nos despedimos de tan queridos amigos e hicimos votos de encontrarnos
nuevamente para recordar los viejos tiempos.
Tan pronto llegué a
casa esa noche, llame a Quito para hablar con Fausto y contarle de este
feliz encuentro. Tenía esta vez curiosidad de preguntarle cómo fue que
llegó a parar en esa fiesta ya que él no era amigo de los Pachecos? Y
Fausto me contó el resto de la historia. La fiesta fue el 21 de Julio de
1961 (Fausto nunca se olvidará de esa fecha.) María del Carmen, la
hermana mayor de Galo, le había invitado a Piedad, hermana de Fausto,
pero el padre de Piedad no le daba permiso para que vaya a la fiesta a
no ser que vaya acompañada de uno de sus cuatro hermanos. Fausto fue el
chaperón de turno, pero como no conocía a nadie en la fiesta, le pidió a
un amigo del barrio que le acompañe. Pronto se aburrieron en la fiesta
ya que efectivamente no conocían a nadie, y decidieron salir a darse
unas vueltas. Cuando regresaron la fiesta ya estaba terminando, y fue
entonces cuando Fausto vio a mi hermana Olgui, y cupido se encargo del
resto.
Galo
y su esposa Irene han estado casados por 38 años, tienen cinco hijos y
once nietecitos. El es un Ingeniero Electrónico
especializado en sistemas
de navegación y electrónica global y
trabaja para la Northrop por mas de 30 años. La Northrop es
una compañía que tiene que ver con la defensa nacional, y Galo es un
profesional muy calificado con altas responsabilidades. Por
razones de su trabajo viaja mucho a lugares tales como Europa, Taiwán y
Turquía. Pueden contactar a Galo en esta dirección:
zpacheco@socal.rr.com
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