¿Y qué pasa con la dolarización?
Mayo 20, 2000
Jaime Redín
Tuve la suerte de estar en el
Ecuador justamente cuando la Ley Fundamental para la Transformación
Económica del Ecuador (Ley Trolebús) empezaba a tener vigencia. La
piedra angular de esta ley es la declaración oficial del Dólar Americano
como la moneda oficial del Ecuador. El dólar entró en vigencia el 1ro.
de Abril del 2000 y durante un período de transición de seis meses
coexistirá con nuestro golpeado y devaluado Sucre a una tasa final de
$25.000/dólar. El Departamento de Tesoro de los EE.UU. se encuentra ya
imprimiendo papel moneda en varias denominaciones para entrega al Banco
Central como parte de los préstamos que por más de $600 millones el BID
y el Banco Mundial otorgará el país al inicio de este proceso de
dolarización.
El Banco Central acuñará monedas metálicas similares pero diferentes a sus homólogos americanos que se usarán para manejar los valores fraccionales en las transacciones comerciales y personales. Un nuevo capítulo de las Normas Ecuatorianas de Contabilidad (NEC), el NEC-17, determinará los procedimientos que las empresas deberán implementar al 1ro de Abril del 2000 para convertir sus estados financieros a dólares. Obviamente, los procedimientos son más complejos que solo dividir todas las cifras para 25.000. Es interesante notar que Ecuador será el primer país del mundo en adoptar oficialmente esta medida. En Panamá se usa el dólar desde 1903 por efecto de la construcción del canal donde unos 75.000 trabajadores fueron pagados en dólares. Otro país donde el dólar es moneda oficial desde Enero de este año es Timor Oriental, un pequeño país de 850.000 habitantes localizado en el archipiélago indonesio, donde el Consejo de Seguridad de las NU tomó control político para evitar problemas cruentos generados por las convulsiones internas. En el caso Ecuatoriano, esta medida radical fue necesaria para evitar, entre otras cosas, que el fenómeno de la hiperinflación termine por liquidar completamente la economía del país maltrecha por la corrupción bancaria y gubernamental rampante en los últimos años del pasado milenio. El Producto Interno Bruto (PIB) del país se desplomó en 1999 de cerca de 20 mil millones de dólares a 11 mil millones, cifra ligeramente superior a la que teníamos al principio de la década en 1990. Con una población de 12 millones de habitantes, el ingreso anual per-capita se redujo a unos $800, inferior incluso al valor de $1080 registrado para el mismo periodo en Bolivia, uno de los países más pobres de América latina. Este ingreso per-capita inferior a $1000 anuales, podría calificar al Ecuador para gestiones de condonación de deuda en ciertos casos. Una parte sustancial de este descenso fue causado por las medidas gubernamentales usadas para salvar los bancos en proceso de quiebras, muchas veces fraudulentas. La controvertida medida del congelamiento bancario emitida en 1999, causó un proceso forzado de depresión económica que permitió recuperar el balance comercial de exportaciones/importaciones que en1998 presentaba un severo déficit de unos mil millones de dólares. Aunque el balance comercial subió favorablemente a 1600 millones de dólares en 1999, el costo social fue extremadamente severo y fue uno de los factores que, aparte de la corrupción y falta de decisión, causó la caída del presidente Mahuad. Durante los dos últimos años, las exportaciones ecuatorianas se han mantenido en 4200 millones de dólares, de éstas, unos 1000 millones provienen de ventas de banano, unos 200 millones corresponden a camarón, cacao, café, maderas, y flores, siendo flores el principal rubro. La diferencia de 3000 millones corresponde al petróleo. Tradicionalmente los gobiernos de turno han usado la devaluación monetaria y emisión de papel moneda sin respaldo como herramientas para cubrir déficit fiscales y desequilibrios en las balanzas de pagos. A partir de este año, esto ya no será posible. El Ecuador dependerá exclusivamente de sus exportaciones, de las fuentes de turismo y del incremento de la productividad interna para cubrir sus necesidades de divisas. El primero de estos factores es uno de los argumentos manejados por los detractores de esta medida irreversible aduciendo que ésta constituye una "camisa de fuerza" que quita totalmente flexibilidad a la evolución económica del país. Lamentablemente, es precisamente esta "flexibilidad" la que ha dado margen para generar falsos ambientes de bonanza que desequilibraron la balanza comercial en 1998, elevaron los intereses a niveles estratosféricos y dieron lugar a corrupciones bancarias y financieras. Como mencioné anteriormente, la medida de dolarización es para los efectos prácticos de naturaleza irreversible, de modo que elucubrar o discutir acerca de su idoneidad tiene solo interés académico. Recuerdo haber estado en el país cuando el presidente Mahuad daba su discurso de inauguración, en aquel entonces pedía a Dios fuerza para cambiar lo que se podía cambiar, entereza para aceptar lo que no se podía cambiar, y sabiduría para discernir la diferencia. Lamentablemente Mahuad perdió la oportunidad de servir al país al negociar el apoyo de sectores corruptos de la sociedad, pero la medida de dolarización que no supo impulsar con fuerza, precisamente por no estar seguro de que era un factor que se podía cambiar, cambió, e irónicamente se ha convertido en algo que ahora si no se puede cambiar. ¿Significa esto que el país debe aceptar esta medida como un mal necesario que no tiene otro remedio? De ninguna manera! Estoy seguro que este fenómeno incentivará la creatividad de los sectores activos del país para encontrar soluciones que aumenten la productividad, calidad y capacidad de exportación de los productos ecuatorianos, alejándoles cada vez más de los productos tradicionales y acercándoles a productos de mayor contenido tecnológico. Un caso interesante para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT.) Un ejemplo de creatividad que he visto con
agrado es la experiencia del grupo "Maquita Cushinchic" (MCCH)
cuyo nombre significa "Darse las manos." Esta
organización creada hace quince años por Graciano Mazón, un sacerdote
italiano, integra una red de comercialización directa sin intermediarios
cuya política es acercar al pequeño productor campesino y al consumidor
de escasos recursos proveyendo productos de calidad con precios y
ganancias justas para las dos partes. La red cubre ocho provincias
ecuatorianas con medios propios de transporte y cuenta con 18 bodegas, 550
tiendas comunitarias, 101 organizaciones campesinas, 3572 pequeños
núcleos de producción, 8000 personas con involucración directa y unos
300.000 campesinos involucrados indirectamente. Las actividades incluyen
productos agrícolas, pesqueros, artesanías, y actividades de trueque y
turismo. En 1999 los ingresos totales del grupo llegaron a 9 millones de
dólares. Y cuántas otras iniciativas deben existir
en el país que obviamente no pude detectar durante mi visita. Sí, estoy
seguro de que nuestro país tiene el potencial requerido para salir
adelante. Esperemos que el nuevo gobierno actúe pragmáticamente
controlando con mano dura la corrupción e incentivando vehementemente las
iniciativas creativas de los ecuatorianos, pero ante todo, preguntémonos
¿cómo podemos contribuir para que nuestro país se enrumbe por una ruta
de progreso? De la respuesta podría depender el futuro de nuestra patria |
Artículo publicado en la Revista Cultural Tahuantinsuyo. Editor: Milton Miño, Los Angeles. |